Te veo. Ver al otro es reconocerlo como similar, ir más allá de la superficie y sumergirse en el ser. Significa más que ver al otro físicamente. En Pandora, el mundo imaginario de Avatar, sus nativos, Na'vi, en lugar de decir "TE AMO" solían decir "TE VEO".
No en vano es mi película favorita, aunque cuando derrumban aquel árbol, yo sintiera que me arrancaran el corazón. Me salí de mi cuerpo cuando eso ocurrió y no pude resistir verla una y otra vez, para tratar de comprender a fondo el mensaje tan profundo que había en ella. No solo su creación es poderosa sino que entre líneas pude leer que somos muchos los que reclamamos un mundo diferente sin ser vistos o escuchados.
Te veo, algo tan esencial y que dejamos de hacer por aprendizaje. Antes de ayer recordé con profundo dolor que no solo invisibilizamos lo invisible sino lo visible también. Dejamos de ver a nuestros seres más amados por muchas razones, algunas ajenas a nosotros mismos. No ser vistos muchas veces es como no existir. Y eso tuve que reconocer en mí. No ser vista. Nunca lo había puesto en esas palabras y mi ser más amado me lo recordó con todo lo que eso implica y significa. No podemos vernos en nuestra totalidad porque nuestras percepciones de lo que pueda ser la realidad puede estar distorsionada por factores que no podemos ni siquiera controlar. En este caso el pasado.
Te veo. Es lo primero que hacen la mayoría de nuestros hijos al abrir sus ojos siendo unos bebes. Reconocen sombras nuestras y ven nuestros rostros, y nuestra alegría y nuestra sonrisa. Ven nuestros brazos cuando los acunan, nuestros ojos mientras los alimentamos. Escuchan nuestro corazón. Sienten la tibieza de nuestro cuerpo y de nuestra alma. Nosotros también lo hicimos, todos somos hijos de madres. Desearía que todas fuéramos perfectas, al menos amorosas y dulces, porque una vez comenzamos a crecer la vida se torna muchas veces agresiva y compleja. Somos hijos de una luz poderosa que brillará siempre en nuestro interior, pero a través de nuestras vueltas a ese gigante poderoso que nos calienta, no necesariamente estaremos brillando.
Te veo, algo que dejamos de hacer con nosotros mismos y con muchos de los otros que nos rodean. Un día cualquiera, sin que nos demos cuenta, aprendemos patrones de comportamiento equivocados y vemos lo equivocado. Vemos el éxito basado en la energía equivocada y no en el adentro. El afuera está repleto de distracciones que ocultan la verdad, la libertad, la transparencia, la delicia de lograr hacer y ser quienes realmente somos. Esa es mi mayor conquista. La coherencia, siempre. Paciente, hasta que cruzan la línea invisible que existe entre tu vida y la mía. Respetuosa hasta que las agresiones me hacen un daño profundo y entonces apelo a la verdad. La exijo. Porque me veo. Y te veo.
Reconocer al otro como similar es darnos un lugar en el mundo. Me ha costado mucho ver a mi antepasada principal, mi madre. Durante toda mi vida he lidiado con eso. Perdonarla. Sanar. Reconocer que ella también fue invisibilizada por una cultura machista en donde las mujeres nos jugábamos nuestro rol principal. Hemos sido nosotras la continuación de una saga que nos hace daño y nos ha mantenido silenciadas durante miles de años, desde la guerra del fuego. Aún nos debatimos a muerte mientras nuestros hombres nos enfrentan en vez de acompañarnos en la realidad de lo que somos, las gestoras de la vida de este increíble lugar. Sin nosotros, esto estaría mucho más perdido. Te veo, lo más primario, lo más básico para que exista cualquier relación y sobre todo para que la admiración y el respeto como consecuencia lleguen a nuestras vidas.
Si nuestros padres no nos ven, entonces nuestros hermanos aprenden a no vernos y por lo tanto a no respetarnos. Y eso es como una bola de nieve que ocasiona que las relaciones familiares sean tan complejas. Tenemos que ser capaces de decirles a todos ellos TE VEO, porque solo así te reconozco, solo así te puedo amar, solo así se que existes y que al igual que cada uno de nosotros, podemos estar en este viaje inexplicable que ni queriendo podemos terminar. Te veo hijo, te veo madre, los veo.
Oel Ngati Kameie
Lloré ayer y ahora leo por lo que lloré ayer. Ah!! vida injusta y cruel